El Organillero y el Chinchinero son dos personajes populares chilenos que en conjunto realizan una actuación de música y baile para entretener a adultos e infantes en las plaas y esquinas de barrios de los pueblos.
El Organillero
Es una persona que tiene un organillo mecánico con una manivela da vueltas la que mueve el sistema mecánico que le hace producir sonidos de melodías de canciones escogidas a través de una serie de tubos que suenan coordinadamente al ritmo y sonido de dicha canción.
El Chinchinero
Es un hombre-orquesta y bailarín que lleva en su espalda un bombo el cual golpea con unas varillas y unos platillos que hace sonar a través de una cuerda atada al taco de sus zapatos y acompaña al organillero.
Características
Los chinchineros suelen recorrer las calles, entreteniendo a los vecindarios, acompañando a un organillero, quien posee un organillo, instrumento a base de aire que se hace funcionar con una manivela. Es común ver a una pareja de chinchineros compuesta por padre e hijo. Mientras el organillero toca, el chinchinero toca y baila. El organillero generalmente canciones de ritmo de: Fox-Trot, Vals, tango y Cueca.
Ambos, en una sociedad, los Organilleros venden además remolinos, juguetes e incluso golosinas para los niños. Algunos tienen un loro o un mono, que hace su gracia de hablar o recibir monedas.
Los chinchineros callejeros se dedican a bailar las canciones del Organillero y después de su actuación, se sacan sus sombreros y empiezan a colectar el dinero que la gente les retribuye por el buen pasar que les han hecho vivir.
Historia
La historia es muy simpática como interesante al saber que el chinchín es único en el mundo y que los extranjeros quedan gratamente impresionados cuando ven a un ejecutante en acción.
No hay registros históricos de estos y la historia se conoce solo por el traspaso oral de generaciones en generaciones.
Se dice que a fines del siglo XIX llegaron 300 organillos a Valparaíso.
Estos instrumentos, tenían la particularidad de funcionar automáticamente mediante una manivela que el organillero hace girar para generar los movimientos mecánicos que este tiene para producir los sonidos melodiosos de canciones populares conocidas.
Estas canciones, son programadas mecánicamente a elección de los que se incluyen orquestaciones e incluso cuecas.
Debido a que el organillo, que aunque sea una caja mecánicamente muy compleja, se activa su funcionamiento a mediante una manivela que se escucha muy bonito pero con el tiempo se transforma en algo monótono
Fue así, que de manera tímida aparece el chinchín, que se inició como un acompañamiento del organillero y posteriormente fue adquiriendo más protagonismo, transformándose en un “hombre orquesta y bailarín”.
Los chinchineros llegaron a estar solos, sin organillo, producto de una época en que los organillos chilenos permanecían en mal estado, pues no había quién los reparara y tocaba el chinchín y el bombo apoyado en el organillo sin bailar.
Inicios
Se estima que el Chinchinero nació en la Región Metropolitana de Santiago en la década de 1920, incluso puede que haya sido un poco antes.
Fue don Lázaro Kaplán quien comenzó esta tradición en la ciudad de Santiago cuya función era acompañar al organillo.
Sus hijas cantaban las canciones que tocaba un organillo el cual tocaba "La danza de la libélula", "Marinero de las delicias" y otras canciones del repertorio de esa época) y él, además del chinchín, se ponía cascabeles.
Años después, algunos comenzaron a imitar esta costumbre, todavía sólo en la Región Metropolitana.
En la década de 1930 comienza su oficio el chinchinero vivo más antiguo en la actualidad, don Héctor Lizana Gutiérrez, quien conoció a don Lázaro Kaplán.
Fue así que luego, don Héctor Lizana quien inventó el baile del chinchinero tal y como hoy lo conocemos.
Nuevos Movimientos
Antes algunos chinchineros hacían tímidos movimientos, pero no un verdadero baile cimentado ya a fines de la década del 1930.
Por ejemplo, la costumbre de pasar el pie entre la cuerda que acciona el hi-hat es invento de él.
En la década de 1960, se conoce en Valparaíso la existencia de estos hombres-orquesta que acompañaban al organillo por medio de los rumores que hablaban de un niño que tocaba el chinchín.
Este niño era don Manuel Lizana Quezada, hijo de don Héctor.
Posteriormente el chinchinero santiaguino conocido como "Patito" es quien lleva el chinchín a Valparaíso en esa misma década del 60 y es así como los chinchineros comienzan a acompañar a los organilleros de aquella ciudad.
Los chinchineros de Valparaíso tocaban el chinchín con una sola varilla y no pasaban el pie entre la cuerda del hi-hat, no daban vueltas.
Fue con la visita de los Lizana el año 1962, los que fueron llevados por el organillero porteño Gustavo Muñoz, que los chinchineros de Valparaíso adoptaron, al principio reticentes, estas técnicas y el uso de 2 varillas en vez de una.
De hecho, trabajaron juntos, pero cada uno encontró su camino.
Es gracioso saber que, por ejemplo, antes había grandes peleas entre ellos para decidir quién guardaba la plata.
La tradición de Plazas y vecindarios
La atracción más importante en las plazas y vecindarios de aldeas y ciudades, era la llegada del chinchinero.
Consigo traía la alegría alterando gratamente la pasividad, rutina y aburrimiento del sector.
Mientras el organillero con su manivela emana las melodías del instrumento, el chinchinero se esmera de darle vida y color a esa música con su bombo y chichín un pícaro baile le agrega más sazón como un pebre a una llamatica puesta en escena.
La recompensa, que después de su presentación, el chinchinero recorre entre el publico con su sombrero, recibiendo una merecida retribución por el hermoso trabajo presentado.
Era común ver junto a ellos, a fotógrafos con sus cajones, al afilador de cuchillos, el que daba la hora y vendedores con canastos vendiendo sandwiches y golosinas conformando un paisaje de mucho romanticismo y característico de aquella época.
A medida que pasó el tiempo, cada personaje se fue independizando.
El fotógrafo se quedó en las plazas
El que daba la hora desapareció por razones obvias: se masificó el reloj.
El Afilador de cuchillos siguió solo por los barrios y de igual forma lo hizo el organillero.
Sólo el organillero y el chinchinero continuaron trabajando como grupo, representando la cultura y tradiciones del pueblo chileno.